Hay algo que distingue a las personas que han tenido éxito de las que no, que hace que sus sueños puedan hacerse realidad y que las metas que tengan las puedan alcanzar y es la tolerancia al fracaso.
Si he mezclado de forma consciente en la misma frase éxito y fracaso, puede ser muy contradictorio y es que una no se alcanza sin la otra. En España la palabra fracaso es como un peso muerto que te cae encima a 100.000 Km por hora. Es la palabra tabú por excelencia y la vergüenza ante otros. Pero piénsalo por un momento, ¿cuándo has fracasado, ha sido para tanto? ¿o en cambio has aprendido mucho más para acertar la próxima vez?
Yo creo que los seres humanos somos seres adaptativos, nos adaptamos a cualquier cosa, está en nuestra naturaleza y sobre todo en nuestro cerebro. Podemos ver personas que les falta una extremidad hacer cosas que, personas que las tenemos todas, nos sería imposible. Otras que levantan pesos inimaginables o cruzan océanos nadando. Obviamente la primera vez que lo intentaron no lo consiguieron pero con constancia lograron su objetivo.
No quiero decir que el cerebro aprenda más de los errores que de los aciertos, en verdad es totalmente al contrario, lo que quiero decir es que sin equivocaciones no hay nuevos aciertos y nuevos aprendizajes que le den al cerebro esa dopamina que le encanta cuando sale algo bien.
El problema que tenemos frente al fracaso es social, y sobre todo en España, cuando alguien tiene éxito se realza lo bien que lo ha hecho o la suerte que ha tenido y ni se nos pasa por la cabeza las horas de esfuerzo que lleva a sus espaldas, lo que ha tenido que soportar para llegar donde esta y que ha dejado atrás. Directamente damos por hecho esa suerte y hacemos la comparación consciente o inconsciente con nosotros mismos dejándonos como lo peor del mundo.
Todo esto del éxito y el fracaso es un tanto incoherente, si vemos a un niño pequeño que está aprendiendo a andar, da un primer paso y se cae, no estamos ahí toda la sociedad diciéndole que es un fracasado porque ha dado un solo paso y ya se a caído, no le metemos en la cabeza que nunca podrá andar ni lo abucheamos por ello. Es totalmente al contrario, celebramos ese paso, entendiendo que es el inicio de un camino nuevo de aprendizaje y que poco a poco logrará no solo caminar sino correr y volvernos locos.
¿Entonces me pregunto yo, cuando es que existe esta disrupción de comprender y premiar los errores a condenarlos? No puedo evitar pararme y pensar en la escuela, ese inicio de competitividad por ser el mejor a costa de los demás, donde los profesores alimentan o destruyen ese ego creciente por una insignificante nota.
¿Qué seria de las escuelas si fomentaran el trabajo en equipo, la colaboración y enseñaran que el error es un paso más para avanzar y seguir aprendiendo? ¿Que seria de las empresas si hicieran lo mismo? Por suerte parece que poco a poco todo está cambiando, no porque la sociedad haya cambiado la mentalidad sino porque la tecnología y la globalización esta creando que el trabajo colaborativo sea más eficiente que pisarnos entre unos y otros.
En estados unidos la filosofía del fracaso es totalmente diferente a la de España. Allí saben que el fracaso es parte del proceso de aprendizaje y que simplemente la constancia y el aprendizaje de cada una de las situaciones que se encuentren les conducirá a alcanzar sus metas.
Por destacar un caso que me asombra, todos conocemos el juego “angry birds” ese juego de móvil que va de unos pájaros que se lanzan contra unos bloques con unos cerdos verdes. Vaya éxito tienen, han sacado muchísimas aplicaciones iguales con diferentes temáticas y ahora tienen incluso películas y juguetes. Ahora parece que la suerte les sonríe, pero no es cosa de suerte, es constancia y tolerancia al fracaso. El equipo que creo angry birds antes de ese famoso juego, creo 51 juegos distintos, lo probaron todo durante 6 años, se quedaron en banca rota, y no puedo evitar pensar que fuerza de voluntad tuvieron durante ese tiempo, fracaso tras fracaso para continuar durante 6 años y 51 juegos sin lograr que la cosa funcionara. Eso es constancia y lo demás es tontería.
Y yo ahora me pregunto, ¿cómo podemos tener esa fuerza o constancia ante el fracaso cuando queremos conseguir algo? Pues creo una de las claves es que eso que emprendas te tiene que apasionar. La pasión va a darte la gasolina que necesitas para poder superar los momentos de resistencia, te va a ayudar a ser constante y poder luchar contra todo lo que se te ponga en el camino.
Una de las cosas a las que recurrimos cuando pensamos en el fracaso es en recordar los fracasos que hemos tenido anteriormente, estoy seguro de que la gran mayoría de fracasos son como un pequeño pozo en toda tu trayectoria. Si lo miras de lejos es un pequeño punto, del cual pudiste salir, seguramente más fuerte y más preparado para las siguientes situaciones que te encontraste o te encontraras en el camino.
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